Mayo de 1910. A tan solo dos meses del inicio de la octava edición del Tour de Francia, Alphonse Steines conduciendo con su coche, llega a los pies del puerto del Tourmalet, en los Pirineos.
Trabaja como periodista en la revista L'Auto y está encargado de la planificación del recorrido del Tour de Francia. Hace ya tiempo que una idea le ronda por la cabeza: saber si se podría por primera vez, traer a los corredores en las montañas Pirenaicas. Hasta ahora, nadie se había atrevido a intentarlo.